La mirada periodística Elizabeth Araujo
—¿Qué significó el Caracazo para el periodismo venezolano?
—En mi condición de reportera de El Nacional, viví una situación inédita, como lo fueron el toque de queda nocturno o los disparos del Ejército contra los cerros de El Valle, de donde también disparaban y gritaban consignas en contra del gobierno. El Caracazo constituyó la única noticia del día. Recuerdo que en
El Nacional se activó una sala de redacción única en la que los redactores de cultura, política, economía y deportes tuvimos que incorporarnos. A mí se me asignó la denuncia del entonces dirigente de l MAS (Movimiento Al Socialismo), Enrique Ochoa Antich. Por eso pude desplazarme a los sitios donde se reportaban
atropellos y había víctimas. Luego me enteré que Últimas Noticias y El Universal también habían activado sus salas de redacción especiales, disminuyendo la importancia de otros asuntos políticos y analíticos. El poder de las imágenes, fotografías, videos y todo lo recogido sirvió como material para las denuncias internacionales.
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—¿Cómo contribuyó el periodismo con la denuncia de las víctimas?
—Muchísimo. A partir de este suceso el periodismo venezolano empezó a darle más importancia de la que tenía al tema de la violación de los derechos humanos. Se armó una red de periodistas que se dedicaron a denunciar esos atropellos. Este grado de sensibilización impulsó al Colegio Nacional de Periodistas a crear talleres sobre el tema de
los derechos humanos y a las escuelas de Comunicación Social de las principales universidades del país a inaugurar cátedras sobre esos temas. Fue gracias al periodismo que el fenómeno del Caracazo adquirió relevancia internacional. Desde el primer momentode la emisión del decreto de suspensión de garantías, los periodistas estuvimos atentos de
los casos de asesinato a ciudadanos. El nacimiento de Cofavic le sirvió al periodismo
venezolano para informar con certeza y credibilidad todos los casos suscitados durante
esos días. Las noticias y las denuncias de los familiares eran valoradas en sus contextos y,
para ello, organizaciones como Cofavic tuvieron el respaldo de los periodistas, cuya vocación solidaria para el país ha sido siempre constante
La mirada periodística
Aliana González —¿Qué significó el Caracazo para el periodismo venezolano?
—La trascendencia que tuvo el Caracazo para la historia de Venezuela fue notable, aunque en ese momento, nosotros los periodistas, no lo sabíamos y queríamos saber qué estaba pasando. Fue un estallido que nos tomó por sorpresa. Yo todavía era estudiante de periodismo, estaba haciendo mi tesis, trabajaba como pasante en El Nacional y nadie entendía qué era lo que pasaba. Luego entendimos que el descontento de la gente no era visible, es decir, había demandas y frustraciones que no habían sido registradas por el periodismo. Entonces, esa reflexión desde los medios fue importante porque implicó darle a la sociedad una explicación de lo que sucedía, de lo que fue el Caracazo. Y a la vez eso hizo que el periodismo cambiara la mirada. Las comunidades populares y sus demandas comenzaron a tener relevancia en la cobertura diaria. La cobertura sobre derechos humanos tomó protagonismo en las páginas de los periódicos, porque antes del Caracazo no teníamos esa fuente contemplada. Pero no era solo cubrir el tema de los derechos humanos como fuente, sino también tuvimos que formarnos en ellos para poder cubrir correcta y adecuadamente esa materia. —¿Cómo contribuyó el periodismo con la denuncia de las víctimas?
—De múltiples maneras, sobre todo porque en la época no había redes sociales y la única forma de poner en la agenda pública un tema era a través de los medios de comunicación social tradicionales. Entonces, el periodismo fue la plataforma que visibilizó y dio voz a las víctimas. Permitió documentar casos concretos que de otra manera se habrían perdido o no se hubieran podido conocer. Esto no solo fue necesario para la república sino también para las mismas organizaciones de derechos humanos que, al ver estos casos reportados por los periodistas, pudieron ubicar a esas víctimas e invitarlas a ser parte de las organizaciones. A su vez, les permitió a las víctimas conocer que existían organizaciones de derechos humanos como Cofavic y que podían buscar ayuda en aquel momento. El periodismo, además, contribuyó con la investigación de los casos, porque fueron procesos muy largos: primero, los eventos de febrero y marzo de 1989 y después la búsqueda y exhumación de las fosas comunes. Gracias al periodismo se pudieron llegar a respuestas y se le pudo exigir a las autoridades, de otro modo las víctimas no hubieran tenido mayor voz. El periodismo dio a conocer el tema a nivel internacional y fue soporte para las denuncias que se armaron y que llegaron a instancias internacionales, ya que muchos de los casos estaban documentados en artículos de periódicos. Muchos periodistas llevaron adelante sus propias investigaciones y eso contribuyó a todo el trabajo que hacían las organizaciones como Cofavic. Ver Galería
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