La población civil no es un objetivo militar
La expresión asistencia humanitaria se ha utilizado para referirse a la ayuda que se ofrece a las víctimas de conflictos, o derivadas de los mismos (hambrunas, epidemias) y de crisis de carácter humanitario debido a catástrofes naturales. Según la Corte Internacional de Justicia, la ayuda humanitaria permitida durante los conflictos armados se define “como el suministro de alimentos, ropa, medicamentos y otra asistencia humanitaria, y no incluye el abastecimiento de armas, sistemas de armas, municiones, u otros equipos, vehículos, o materiales que puedan usarse para provocar lesiones graves o la muerte”.
Con motivo de la celebración del Día Mundial, que se conmemoró el pasado 19 de agosto, las organizaciones humanitarias unieron sus voces para reiterar una vez más que la población civil atrapada en un conflicto no debe ser objetivo de los ataques. A través de una campaña mundial se insistió en la importancia de defender a los más vulnerables en las zonas en guerra, y se elevó petición para que los líderes mundiales hagan todo lo posible para proteger a los civiles.
En esta oportunidad desde COFAVIC queremos rendirles tributo a las y los trabajadores que arriesgan sus vidas llevando ayuda humanitaria a otros y al importante apoyo que brindan a las personas afectadas por las crisis en todo el mundo.
La población civil no es un objetivo militar, es el principio fundamental de la ayuda humanitaria. Atrapados en guerras que no han causado, millones de civiles se ven obligados a esconderse o huir para salvar sus vidas. Los niños dejan la escuela, las familias abandonan sus hogares y las comunidades ven afectados sus vínculos referentes de confianza e identidad, mientras el mundo no hace lo suficiente para detener ese sufrimiento. Por su parte, las y los trabajadores sanitarios y humanitarios, que ponen sus vidas en peligro para atender a las víctimas de la violencia, se convierten cada vez más en objetivo de los ataques.
En un informe sobre la protección de civiles, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió que se respete el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, así como la protección de los civiles, incluidos los trabajadores humanitarios y sanitarios, y las obras públicas.
En el mismo documento, Guterres señaló que los conflictos armados están desgarrando grandes extensiones del mundo y un número sin precedentes de personas necesitan asistencia humanitaria y protección.
Un 97% de la asistencia humanitaria se destina a situaciones de emergencia complejas, la mayoría de ellas en conflictos armados. A nivel mundial, más de 65 millones de personas han sido desplazadas por un conflicto, la violencia o la persecución. Más de 20 millones de personas, entre ellas 1,4 millones de niños, están al borde de la hambruna en Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y el Yemen. Al mismo tiempo, en la comunidad internacional existe un creciente sentimiento de fatiga, e incluso de resignación, al abordar el sufrimiento de los civiles en los conflictos.
Todas las partes estatales y no estatales en un conflicto deben respetar el Derecho Internacional Humanitario y todos los Estados deben asegurar ese respeto. Sin embargo, en muchos conflictos, las partes incumplen sus obligaciones y expresan desprecio por la vida y la dignidad humana, a menudo con impunidad.
Se da muerte a civiles en forma habitual en ataques directos e indiscriminados. A medida que el conflicto se vuelve cada vez más urbanizado, la repercusión sobre los civiles se hace aún más atroz. La violencia sexual destruye vidas y socava la cohesión de la comunidad. Estos horrores se ven exacerbados cuando los civiles se ven privados de artículos y servicios básicos de socorro, y a veces se encuentran incluso sitiados durante meses. Ante tal grado de brutalidad, millones de civiles se ven obligados a huir de sus hogares en busca de seguridad.
El Secretario General de las Naciones Unidas señala que su prioridad es resolver los conflictos y consolidar una paz sostenible. A largo plazo, la mejor manera de proteger a los civiles es abordar las causas profundas de los conflictos, promover los derechos humanos y el estado de derecho, fortalecer la gobernanza y las instituciones e invertir en un desarrollo incluyente y sostenible.
Sin embargo, a veces los intentos de prevenir un conflicto fracasan y sólo queda proteger la vida y la dignidad de los civiles atrapados en un conflicto. A este respecto, se plantean claramente tres prioridades de protección en los conflictos.
En primer lugar, se debe reforzar el respeto del Derecho Internacional Humanitario y las normas internacionales de derechos humanos y promover la buena práctica entre las partes en conflicto.
En segundo lugar, se debe proteger la misión humanitaria y médica y dar prioridad a la protección de los civiles en las operaciones de paz de las Naciones Unidas.
En tercer lugar, se debe evitar el desplazamiento forzado y buscar soluciones duraderas para los refugiados y los desplazados internos. Estas prioridades de protección están interrelacionadas y se refuerzan mutuamente.
Es fundamental que la acción humanitaria permanezca apartada de objetivos políticos o militares y que se lleve a cabo de conformidad con los principios de humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia.
Los Estados Miembros no deben obstaculizar los esfuerzos de los agentes humanitarios por interactuar con todas las partes pertinentes, incluidos los grupos armados no estatales, y operar en las zonas bajo su control.
Dentro de este marco de actuación, los trabajadores y los bienes humanitarios deben ser respetados y protegidos.
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