17 - 05 - 2018

La paz es un valor, un principio y un objetivo


La paz no sólo es la ausencia de conflictos. Tampoco es una abstracción. La paz es un derecho humano del que todas las personas, grupos y pueblos son titulares. Todos tienen derecho a vivir en paz, a una paz justa, sostenible y duradera, según lo proclama la Unesco.

La paz es un concepto amplio y positivo que abarca el derecho a ser educado en y para la paz; el derecho a la seguridad humana y a vivir en un entorno seguro y sano; el derecho al desarrollo y a un medio ambiente sostenible; el derecho a la desobediencia civil y a la objeción de conciencia frente a actividades que supongan amenazas contra la paz; el derecho a la resistencia contra la opresión de los regímenes que violan los derechos humanos; el derecho a exigir a todos los Estados un desarme general y completo; las libertades de pensamiento, opinión, expresión, conciencia y religión; el derecho al refugio; el derecho a emigrar y participar en los asuntos públicos del Estado en el que se resida; y el derecho a la justicia, a la verdad y a la reparación efectiva que asiste a las víctimas de violaciones de los derechos humanos.

El profesor de Derecho Internacional y expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Héctor Gros Espiell (2005), en El derecho humano a la paz, señala que la paz también es una aspiración universal fundada en una idea común a todos los miembros de la especie humana. Es un valor, un principio y un objetivo que anida en la mente y en el corazón de todos los seres humanos.

En realidad, la cultura de paz trasciende los límites de los conflictos armados para hacerse extensiva en todos los espacios posibles: las escuelas y los lugares de trabajo del mundo entero, los parlamentos y las salas de prensa, las familias y los lugares de recreación.

Naciones Unidas también ha establecido que convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. Es un proceso positivo, dinámico y participativo en que se promueva el diálogo y se solucionen los conflictos en un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos.

En efecto, la Asamblea General, al reconocer la necesidad de eliminar todas las formas de discriminación e intolerancia, en su resolución 72/130, declaró el 16 de mayo como el Día Internacional de la Convivencia en Paz, y enfatizó la importante función de la sociedad civil, incluidos el mundo académico y los grupos de voluntarios, en el fomento del diálogo entre religiones y culturas.

La Declaración del Milenio establece la importancia de propiciar sociedades pacíficas, justas e inclusivas que estén libres del temor y la violencia. No puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible, sostiene la ONU.

De acuerdo con la Unesco, la paz, el desarrollo y la democracia forman un triángulo interactivo. Los tres se requieren mutuamente. Sin democracia no hay desarrollo duradero: las disparidades se hacen insostenibles y se desemboca en la imposición y el dominio.

Además, la paz, en alianza con los derechos humanos, no podrá hacerse eco de discriminaciones, ni proponer nuevas formas de exclusión. No puede haber ganadores ni perdedores. Promueve la inclusión dentro de la sociedad y la reparación a las víctimas.

Los derechos humanos y la paz son una convocatoria a pensar, hablar e idear formas más armónicas de convivencia y en ese ejercicio de imaginar sociedades más justas surge la cultura de la paz y su estrecha relación con los derechos humanos porque cuando se promueve la comprensión, el respeto y la solidaridad, en realidad se propicia el logro de una convivencia más justa, libre y respetuosa de la dignidad humana.

Todo eso depende de una tarea compleja que requiere el compromiso de las autoridades y el  apoyo de todos para generar cambios estructurales que faciliten la convivencia, el arreglo pacífico de los conflictos, el respeto y el entendimiento mutuo, la promoción de la democracia, la plena vigencia de los derechos humanos y las libertades, la construcción del diálogo, la negociación, la búsqueda de consenso, la promoción del desarrollo económico y social, la eliminación de toda forma de discriminación, entre otras muchas acciones.

La paz también persigue eliminar todas las manifestaciones de racismo, xenofobia, marginación, discriminación e intolerancia. Implica fortalecer la educación para la democracia, la responsabilidad cívica, el pensamiento crítico, la tolerancia y la solución no violenta de los conflictos.