“EN VENEZUELA HAY PENA DE MUERTE”
Alex Vegas: «Esa gente estaba como loca ese día. Querían matar, y de hecho en casa de un vecino asesinaron a cinco muchachos»
Han pasado años y la voz se le vuelve a quebrar cada vez que menciona el nombre de su hijo en medio del relato de cómo lo sacaron de su cama, le dieron dos disparos en el corazón y pretendieron mostrarlo a la opinión pública como un delincuente muerto en un enfrentamiento. Para Alex Vegas la injusticia mayor es la ejecución extrajudicial de su hijo de 16 años, pero se profundiza y se prolonga al verse en la necesidad de continuar desmintiendo la versión oficial, recalcar que el crimen ocurrió en condiciones ilegales, sin ninguna razón y, para concluir, que los responsables aún no cumplen pena por el delito cometido.
Extrae de un sobre desgastado varios papeles igual de manidos y muestra una noticia aparecida en prensa donde se reseña la actuación policial de la que se acuerda todos los días. En la foto publicada, señala a un joven sosteniendo un arma calibre 38 al que se le atribuyen diferentes delitos y asegura: “Ese no es mi chamo”. La fuente citada por el medio de comunicación es el Cicpc; para contrastar, Alex Vegas padre muestra la fotografía del verdadero Alex Yohan Vegas Azuaje.
“Esa gente estaba como loca ese día. Querían matar, y de hecho en casa de un vecino asesinaron a cinco muchachos. La cantidad de funcionarios era impresionante, y a Alex Yohan lo trataron como si fuera un delincuente, un pran, como si hubiese matado a un policía, lo hicieron con mucha saña. En mi casa no encontraron drogas, ni armas, ni nada, al contrario, me robaron. Se llevaron las cornetas de la computadora, el DS de la niña, colonias, ropa, zapatos, comida. Igual yo les hubiese dado todo, que se llevaran lo que quisieran, pero no que me hubiesen quitado a mi muchacho”.
La letalidad de esa incursión de la OLP en El Valle fue de tal magnitud que se organizó una protesta vecinal en las calles del sector. “Cuando manifestamos y les dijimos a los medios que nuestros hijos no eran delincuentes, hubo mucha reacción. Recuerdo que el periodista Vladimir Villegas le mencionó mi caso al entonces Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, cuando lo entrevistó en televisión, y el funcionario dijo en cámara que lo investigaría personalmente, me mandó a decir que lo buscara. Lo busqué, lo busqué y lo busqué, pero no me atendió nunca”.
EL 10 DE MARZO DE 2017
Alex padre estaba preparando el desayuno para su familia: su esposa, su hijo y su hija de 12 años, dentro de la rutina diaria previa antes de irse a sus trabajos y llevar a la niña al colegio. Aún estaba en bóxer y chancletas y no tenía idea de que un comando mixto de fuerzas de seguridad del Estado llevaba rato allanando casas en su zona, en Cerro Grande, El Valle. Eran las seis y media de la mañana.
Cuando llegaron a su puerta no tocaron, sino que la tumbaron a mandarriazos. El único que seguía durmiendo era Alex Yohan en el piso superior, a quien los policías despertaron a golpes. Al resto de la familia la mantuvieron abajo, custodiada. “Yo traté de subir varias veces, pero no me dejaban, hasta que uno de los funcionarios se cansó, buscó una cabilla y le dijo a otro ʻsi este se pone cómico le das con esto”.
Los mantuvieron fuera de la vivienda un rato y luego le consiguieron un pantalón. Habían decidido sacarlos de ahí y mientras les conminaban a bajar las escaleras del sector, sus familiares de las casas vecinas salieron a enterarse sobre qué estaba sucediendo. Alex padre apenas alcanzó a gritarles: “Ahí tienen a Alex Yohan, vayan a ver”.
Les obligaron a subir a la camioneta policial y les trasladaron a la División Antidrogas de la Policía Nacional, en el sector de San Bernardino. En tres horas nunca bajaron del vehículo. Luego les condujeron de vuelta a El Valle, a la jefatura, y durante otras dos horas permanecieron encerrados a bordo.
Durante las cinco horas que mantuvieron a la familia Vegas retenida, sin noticias del adolescente y sin poder comunicarse con alguien, la desesperación y la incertidumbre sobre lo que estaba sucediendo con Alex Yohan se volvieron insoportables. Sin embargo, la autopsia reveló que, a los pocos minutos de subirles al transporte, un funcionario arrastró al joven a la sala y le dio dos tiros en el pecho. “Si hubiese habido un enfrentamiento no habríamos permanecido media hora ahí sentados en piyama, afuera en las escaleras, sin saber lo que estaba pasando. Y habría huecos de disparos por toda la casa, pero no. Solo dispararon en una pared de la calle y al aire. Según los vecinos, eso pasó cuando se iban y gritaban ʻenfrentamiento, enfrentamiento”.
El 31 de diciembre de 2016 el adolescente Alex Yohan se había convertido en papá. Quince días después del nacimiento de su hija, fue transmitido un discurso en vivo y directo del entonces Presidente de la República, en el cual informaba al país, entre varios temas, que “tras algunos percances” habían decidido reestructurar la Operación para la Liberación del Pueblo (OLP), y notificó que esta daba paso a la Operación de Liberación Humanista del Pueblo (OLHP). En palabras presidenciales las OLP eran “necesarias, pero con mecanismos de respeto al pueblo y al derecho a la vida”. En su opinión, y después de todo lo que ha vivido tras la denuncia, Alex Vegas reafirmar su convicción: “Hay que estar recordando lo que pasó porque si no todo se queda en el aire. Hay que sacarlo a la luz pública, porque si no la gente se olvida o cree que esas cosas no están pasando”
ALEX YOHAN VEGAS AZUAJE
“Ese muchacho mío se enamoró de esa muchacha. Y se embarazaron. Yo subí a hablar con los padres de ella, claro que se molestaron, y nos la trajimos a vivir con nosotros. Alex Yohan tuvo que dejar de estudiar para ponerse a trabajar porque iba a tener a su hija, pero estaba feliz, estaba alegre. Estudiaba en el liceo Müller Rojas en Fuerte Tiuna, tercer año de bachillerato, pero le conseguimos un trabajo distribuyendo productos de limpieza. Me dijo que iba a terminar sus estudios en un liceo nocturno o por parasistema para ponerse a estudiar algo de electrónica, y ya estaba haciendo las diligencias en el Inces. Yo le dije que eso estaba bien porque podía darle dividendos. También era cátcher en el equipo de béisbol de Fuerte Tiuna, y era muy popular. Cuando yo venía subiendo las escaleras, siempre las muchachitas me saludaban ʻsuegroʼ, ʻsuegroʼ, hasta dos muchachas se pelearon ahí por él, pero él estaba concentrado en lo suyo. No era un delincuente, uno sabe lo que tiene en su casa y siempre se entera de una forma o de otra, porque los vecinos comentan, pasan cosas y uno se da cuenta, pero Alex no. Yo creo que en Venezuela existe la pena de muerte, no hay otra manera de entender todo esto, que lleguen, entren a tu casa y maten a la gente. Mi hijo era un muchacho sano, le gustaban las motos, su motocross. Subía a ver a su hija todos los días, porque la muchacha, como estaba recién parida, se estaba quedando con su mamá. La noche antes me dijo: ʻPapá, préstame la moto para ir a ver a la niñaʼ. Yo le dije que sí. Fue la última vez que lo vi”.