30 - 10 - 2020

«EN VENEZUELA LA JUSTICIA ES UNA QUIMERA»


Dirigir una ONG a principios de 2018 en Venezuela es un trabajo con desafíos muy particulares. La tensión política es bastante alta y aun cuando, por la naturaleza de su trabajo, Embajadores Comunitarios no tendría porque verse amenazada, se toman algunas medidas para evitar cualquier tipo de ataques. Se decide, entre otras cosas, mantener un perfil público bajo y blindarse en términos de transparencia.

Un día de enero Gregory recibe un mensaje que le resulta inquietante. Una de las fundadoras de Embajadores Comunitarios, que ya no se encuentra en la organización, ha sido nombrada en un programa de televisión estatal Con el mazo dando: “Esto fue evidentemente una gran fuente de preocupación pues todas las personas que se mencionan ahí por lo general terminan presas”. Pocos días después se menciona en este mismo programa a Víctor Navarro, un beneficiario egresado, y se le acusa de estar vinculado con la embajada de Estados Unidos como un hecho negativo. Gregory tiene especial aprecio por este joven: “Casualmente fui quien lo elegí para ser parte del programa, era un chamo increíble, excepcional, uno de los casos de éxito de nosotros”. También se alude directamente a Embajadores Comunitarios.

Para este momento todas las alarmas suenan. Como cabeza de la organización, Gregory recomienda a sus directores tomar ciertas medidas de precaución como tener más cuidado, no estar mucho tiempo en la calle, cambiar sus rutinas. La situación no pinta nada bien pero no alcanza a imaginar lo que viene. El 31 de enero de 2018 Gregory está dando clases de inglés en el Colegio Integral El Ávila ubicado en la Universidad Metropolitana de Caracas. Tiene como norma no atender el teléfono mientras se encuentra en este lugar para evitar que sus alumnos lo vean hablar en español. Lo llaman insistentemente. Tan pronto como puede devuelve la llamada. Es una persona del condominio del edificio donde Embajadores Comunitarios tiene su sede. Le comunica con unos funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) quienes le dicen que quieren hablar con él personalmente. Se excusa, tiene clases, les promete ir tan pronto como le sea posible. Lo amenazan con buscarlo donde esté, él mantiene la calma, no cede, les pide paciencia: “Uno no sabe cómo va a reaccionar frente a eso”.

Al colgar la llamada, se comunica con sus compañeros para pedirles que se pongan a resguardo. Llama a algunos abogados y en un par de horas está en la oficina. Los funcionarios han entrado pues otros empleados les han permitido hacerlo. No tienen orden de allanamiento. Son cinco y se pasean por doquier, tienen en su poder unas grabaciones que pertenecen a la organización. Gregory se molesta, discute con ellos hasta que le increpan amenazantes: “¿Tienes algo que ocultar?”. Los ánimos se calman, le hacen preguntas hasta que le confiesan que el problema es que la organización está siendo investigada por estar relacionada con la “guarimbas”. Él explica que son apartidistas, sin vínculo o asociación política alguna.

“Me trasladan a una celda muy pequeña. No tenía luz, parecía ser un baño pero más rústico. Cuando me adapté a la oscuridad pude ver que alguien me acompañaba. Ahí estuve como un mes. Empecé a comer, tomaba agua del tanque de la poceta, dormía sentado”. El funcionario que encabeza la comisión lo llama aparte, le advierte acerca de la “clase de problema en la que estás metido”. Trata de extorsionarlo a cambio de hacerse la vista gorda. Gregory se mantiene firme. Finalmente lo invitan a El Helicoide para una entrevista. Decide ir, no tiene nada que temer.

Textos: Carmen Alicia Mendoza/Ilustraciones: Robert Dugarte

Comunicado OMCT-COFAVIC