Aunque en 1993 no se llevó a cabo una conferencia mundial de las mujeres, sí se mantuvo el ritmo en cuanto a la ampliación de las agendas mundiales para abordar y atender asuntos con impacto diferenciado en ellas.  
Este año fue clave para afianzar los acuerdos internacionales en torno al logro de la igualdad de género, sobre todo, durante lo que fue la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, realizada en la capital austriaca, Viena.  Allí se decidió la creación de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos  y se logró también el consenso para emitir la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer (Resolución 48/104). 
En general, durante la década de los 90 hubo intensas discusiones sobre temas de género en otras tantas reuniones internacionales, entre estas: «De particular interés para la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer fueron la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 en Río de Janeiro, Brasil; la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994 en El Cairo, Egipto; la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de 1995 en Copenhague, Dinamarca; la Conferencia Hábitat II sobre Asentamientos Humanos de 1996 en Estambul, Turquía; y la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 en Roma, Italia» (Fuente: ONU).
Charlotte Bunch, directora del Centro para el Liderazgo Global de la Mujer en Universidad de Rutgers (Estados Unidos), durante su intervención sobre los derechos de las mujeres en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en Viena. 25 de junio de 1993. Foto: ONU
«Cuando se anunció una conferencia mundial sobre DDHH para 1993, las activistas de DDHH de las mujeres encontramos una estructura clara y global en la cual difundir nuestra convicción de que los derechos de las mujeres son DDHH. Esta estructura permitiría la movilización de grandes números de mujeres que se fueron convenciendo poco a poco de la importancia de enmarcar sus estrategias dentro del marco de los DDHH (…) Pero varios años antes de esa conferencia, este primer cuestionamiento nos había llevado a plantear, desde comienzos de los años ochenta, que la agresión contra las mujeres en la pareja debía ser considerada una forma de tortura y aunque no tuvimos éxito en ese entonces, la semilla quedó sembrada» (Facio, 2011, pág. 14).
Con la presión de los grupos de mujeres, estas conferencias y cumbres aumentaron aún más la conciencia y colocaron los temas de igualdad de género en el centro del discurso internacional y la formulación de políticas relacionadas con el medio ambiente, la población, la salud reproductiva, los derechos humanos, la seguridad alimentaria, el desarrollo social y los asentamientos humanos.